UPN ha anunciado que en el próximo pleno del Ayuntamiento de Iruñea presentará una moción para reprobar
al concejal de Aralar Aritz Romeo. Considera que debe exigir de manera
«clara y rotunda» la disolución de ETA. UPN anunció que la reprobación
se hará extensiva a todos los ediles que «no sean capaces de exigir la
disolución sin condiciones de ETA». Coincide UPN con la delegada del
Gobierno español en Nafarroa, Carmen Alba, que no valoró la presencia de
los ediles de EH Bildu
en el acto de recuerdo de Tomás Caballero en el cementerio de
Beritxitos. Alba también considera que los ediles abertzales deben,
además, pedir la disolución de ETA y la entrega unilateral de las armas.
Todo lo demás no vale, es insuficiente. Al menos hasta ahora.
Más allá de la utilización política del conflicto para mantener unos
intereses políticos, la actitud de UPN puede calificarse como de un
verdadero ejercicio de cinismo. Amenazan a Romeo y al resto de ediles
abertzales con la reprobación, cuando el propio alcalde, Enrique Maya,
no solo ha sido reprobado en dos ocasiones por el Pleno municipal, sino
que ha sido llamado a declarar como imputado por una juez.
La pregunta es si la reprobación contra Romeo es de las buenas o de
las del tipo Maya, de las que entran por una oreja y salen por otra.
Lamentablemente, las intenciones de UPN miran más a los tribunales de
Madrid y a la amenaza siempre latente de una ilegalización en un momento
en el que el proceso parece estancado que a los intereses de los
vecinos de Iruñea.
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