El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, volvió ayer a
Nafarroa para firmar el acuerdo para construir un nuevo cuartel de la
Guardia Civil en Fitero.
Fue recibido en loor de multitudes por las fuerzas vivas encabezadas
por Pachi Yanguas, alcalde de la localidad y senador de UPN, que
emocionado por el retorno de la pikoletada (no se había ido muy lejos,
solo a Cintruénigo) calificó de histórica la jornada. Ya puestos,
anunció que próximamente se homenajeará a Fernández Díaz. Sus méritos
son construir un cuartel, que su padre nació en Fitero, que su madre
está en la resdencia del pueblo y que suele ir a tomar las aguas en el
Baño. Una muestra del caciquismo del bueno, de los de antes. De los de
rendir pleitesía al señor ministro y a su séquito. Solo falta el derecho
de pernada.
Yanguas trataba de justificar la cesión de terreno público para que
quince guardias civiles vuelvan a estar acantonados en Fitero apelando a
la seguridad. Fernández Díaz cogió el guante y destacó que «cuando una
empresa está decidiendo dónde va a invertir, una de las muchas cosas que
valora es la seguridad. Todo lo que tiene que ver con el presente y
futuro de Fitero se va a ver potenciado por la presencia de la Guardia
Civil». De traca. Lo de las infraestructuras, las comunicaciones y la
mano de obra son tonterías, lo que importa es que los pikolos estén
cerca. Nueva teoría económica.
Están a punto de cumplirse dos años del cierre de la empresa textil Nueva Navarra,
la antigua TENA, que dejó a 107 personas en la calle y una deuda de 1,3
millones de euros. Curiosamente, el nuevo cuartel va a costar algo
parecido, 1,1 millones de euros. Desde entonces, el Ayuntamiento que
dirige Yanguas con una mayoría a la búlgara no ha dado un paso para
atraer a nuevas industrias. ¿No será mejor usar esos terrenos para
atraer a empresas que para poner un cuartel?
No. Es mejor recordar que en 1991 hubo una manifestación que reclamó
que la Guardia Civil no se marchase (a Cintruénigo) y rodearse de fachas
para dorar la píldora al ministro, «el mejor valedor de Fitero en
Madrid», según palabras del propio alcalde, que parece ser que solo se
dedica a calentar la silla en el Senado en vez de atraer inversiones a
su pueblo. Inversiones de verdad, de las que crean puestos de trabajo. Y
para la seguridad, ya está la Policía Foral.
Construir un nuevo cuartel va en contra de los tiempos, tanto como
las palabras de Fernández Díaz volviendo a decir que no comparte la
sentencia del Tribunal de Estrasburgo.
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