"Si el mundo se hunde, que se hunda; Navarra siempre p'alante", dice
al adagio de la ultraderecha navarra. Puede que el mundo se esté
hundiendo, pero lo que va hacia el fondo a toda velocidad es Navarrrra,
con muchas erres.
Kontuz
saca nuevos datos del modelo de gestión de la CAN, con despilfarros de
viajes en helicóptero para los amigotes organizados por el que ahora es
consejero de Políticas Sociales, que sustiituyó a otro que tuvo que
dimitir tras ser acusado de blanquear billetes de 500 euros y que tiene previsto dilapidar diez millones de euros en un polideportivo gigante mientras recorta de de necesidades básicas.
Marta Vera
tiene que comparecer mañana en el Parlamento para tratar de explicar el
chandrío de las cocinas del Hospital, con yogures a 27 grados y
guisantes duros como perdigones, según denuncian los pacientes, que se
tienen que preocupar de a qué hora les llega la comida para poder tomar
la pastilla en vez de si los puntos les cicatrizan o no, y qué pasa con
la atención a inmigrantes sin papeles después de que el Constitucional suspendiese un decreto con buena voluntad pero que no pasó de ser papel mojado.
El TSJN anula el plan
de residuos del Gobierno de UPN, que pretendía implantar una
incineradora en Olatzagutia por encima de la opinión de la práctica
totalidad de vecinos e instituciones de Sakana, Lizarraldea y
Olatzagutia.
El acuerdo que alcanzaron Yolanda Barcina y Alberto Catalán para tener un congreso de UPN tranquilo, a punto de saltar por los aires, ...
Todo esto ha pasado esta semana (y estamos a miércoles) en nuestra
Nafarroa. Escribiendo sobre todas estas noticias me ha venido a la
cabeza el último libro de Floren Aoiz (@elomendia),
“Más allá de 1512, memoria, política y hegemonía”, en el que destaca
que la hegemonía de la idea de que para los navarros era un buen negocia
pertenecer al Estado español ha saltado por los aires y cada vez cuesta
más trabajo defenderla a la oligarquía que ha gobernado
tradicionalmente este herrialde.
Si esta es la Navarrrrrra que nos quieren vender, sinceramente, no la
queremos. Queremos una Navarra diferente, más justa, más solidaria, más
equitativa y más euskaldun.
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