El debate sobre el estado de Nafarroa ha dejado en evidencia que la presidenta
del Gobierno, Yolanda Barcina, pasa por sus horas más bajas. No tiene
más programa que cumplir con las exigencias de Madrid de control del
déficit y anuncia más recortes si logra conseguir. que ya es decir, que
le aprueben un presupuesto. Eso sí, tienen la intención de recortar en
prestaciones sociales, sanitarias y educativas, pero quiere mantener los
fondos para macroinfraestructuras alejadas de las necesidades de la
ciudadanía como el TAV o el Canal de Navarra, a pesar de que la sospecha
de que Madrid no aportará su parte se ha convertido en certeza.
Si a eso le unimos, que UPN y Barcina han optado por dar la espalda
al proceso de normalización abierto en Euskal Herria, su gobierno se
muestra como completamente alejado de las necesidades de la ciudadanía.
La respuesta de las huelgas generales convocadas en Nafarroa, pese a la
represión y criminalización de sus convocantes, es una muestra de ello.
Y ahora, llega la corrupción. El colectivo Kontuz! acusa al consejero Jesús Pejenaute de blanquear
dinero desde su puesto en la fenecida CAN. Y para más inri, es el
consejero de Políticas Sociales, una de las áreas más afectadas por los
recortes. Y para rizar el rizo, el Gobierno navarro intentó presentar en
el debate como iniciativa una propuesta de reforma fiscal como medida
anticirisis. Más le valdría luchar contra el fraude fiscal, que parece
que lo tiene cerca.
Por todo ello, a Barcina no le queda más remedio que presentar su
dimisión y convocar elecciones. No le gusta la idea y pone la excusa de
que son caras. Pero Nafarroa no puede seguir soportando un Gobierno
sustentado en pilares como recortes, inmoviismo y, por lo que denuncian,
corrupción.
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