jueves, 19 de febrero de 2015

AYER CAJA NAVARRA, HOY OSASUNA, ¿MAÑANA?

El último escándalo en torno a Osasuna, con la insólita confesión por parte del exgerente de un intento de compra de partidos manifiestamente absurdo, ha desbordado el vaso de la comprensión y de la paciencia. El caso amenaza seriamente la continuidad de un club casi centenario (le faltan cinco años) y con una grandísima implantación social y sentimental, más allá incluso de Nafarroa. Lo único positivo del asunto es que, tras nueve meses de rumorología y datos parciales, ahora sí han saltado todas las barreras de contención y la realidad de la gestión del club (no hace tanto modélica) durante la última década va a salir a la luz plenamente.
Urge llegar hasta el final en la atribución de culpas, y en este ámbito hay responsables privados y públicos. No solo los 13.000 socios de Osasuna, sino también toda su afición requieren una explicación exhaustiva de cómo y para qué han usado su dinero y sus emociones las directivas de Patxi Izco (2002-2012) y Miguel Archanco (2012-2014), y qué papel ha jugado quien fue gerente en toda esa época, Ángel Vizcay, cuyo «arrepentimiento» actual no solventa la culpa, dado que sin pecado no habría habido necesidad de contrición. Y exigen también aclaración y reparación la totalidad de los contribuyentes navarros, que ahora saben que Osasuna ocultaba una deuda con la Hacienda foral que le convertía de facto en un club apadrinado por el Gobierno de UPN sin que nadie fuera consciente de ello.
Llegados a este punto, Osasuna luce hoy como otro símbolo del derrumbe de un sistema corroído por el clientelismo, el ocultismo y la corrupción, que ha terminado de explotar en esta legislatura. Un icono equiparable, por impacto social y por trayectoria, al de Caja Navarra, no hace mucho respetada y elogiada y hoy extinta. Ojalá el club rojillo tenga la oportunidad de resurgir en lo institucional y en lo deportivo, pero eso solo ocurrirá sobre bases completamente diferentes a las de esta década negra: bien común, transparencia y limpieza. Afición y cantera, base social en suma, no le van a faltar para regenerarse y resurgir. Y la moraleja vale para casi todo en esta época que apesta a fin de ciclo.

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