El riesgo de perder el Gobierno navarro tras
casi un cuarto de siglo ha dejado de ser tema tabú para UPN. Miguel
Sanz, presidente desde 1996 a 2011, augura que «la permanencia será muy
difícil». Cree que Barcina será candidata, ve casi inviable pactar con
el PSN y rechaza coaligarse al PP.
Miguel Sanz, presidente
navarro durante quince años y ahora crítico con algunas estrategias de
la presidenta de UPN, mostraba ayer en ``Diario de Navarra'' su abierta
preocupación. «La permanencia de UPN en el Gobierno será muy difícil»,
cree Sanz a no más de diez meses de las urnas. Resulta revelador también
el modo en que Sanz rebaja el tono de las críticas a Yolanda Barcina;
parece renunciar a introducir más elementos de tensión interna en una
situación que ve muy compleja. «No quiero ser el Pepito Grillo»,
confiesa en un pasaje de la entrevista.
Sanz afirma desconocer si
Barcina va a seguir siendo candidata, aunque indica que «yo creo que sí,
que se va a presentar». El partido ya está pidiendo a la actual
presidenta, que controla todos los resortes de UPN, que se decida cuanto
antes, y todo apunta a que lo hará al inicio del curso.
Sanz
sigue defendiendo que Barcina erró al romper la unidad de acción con el
PSN, pero entiende que en la actualidad ya «es muy difícil» recomponer
esa entente que llevó a un inédito gobierno de coalición durante un año.
En
general, se muestra escéptico con la actitud del denominado «régimen»,
como conjunto de poderes fácticos que han gobernado Nafarroa en todas
estas décadas. «Veo poca actitud por todas las partes para prolongar una
situación política que tantos réditos ha dado a Navarra en muchos
aspectos, se diga lo que se diga -se queja-. Nos ha dado réditos en
materia económica, social, en la prestación de servicios de calidad, y
nos ha dado réditos al defender desde la libertad lo que son principios
esenciales de nuestro régimen foral». En la entrevista no hace
autocrítica alguna sobre el declive económico, los recortes sociales o
el escándalo de la CAN.
«Ahora hay cosas que se han debilitado,
como todo el tema de la simbología», sigue lamentando Miguel Sanz, que
más adelante expone un ejemplo: «Me duele cuando veo animar al equipo de
mi tierra, a Osasuna, con una bandera que no es de mi comunidad, me
duele».
Además de ver muy difícil un acuerdo con el PSN, Sanz sí
critica -con bastante claridad esta vez- la opción de que UPN se
coaligue con el PP. Asegura tener «referencias, algunas de ellas con
detalle y verosimilitud», de que Yolanda Barcina y María Dolores de
Cospedal «tendrían ya casi formalizado un acuerdo», y lo considera otro
error porque entiende que cada uno por su cuenta sumarían más: «Antes
teníamos juntos 22 parlamentarios y en las últimas elecciones, en las
que fuimos separados, sacamos 19 y 4, 23 en total», constata.
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