El mismo día en el que el consejero de Políticas Sociales, Íñigo
Alli, confirmaba que el próximo año meterán otros diez millones de euros
en el agujero del Reyno Arena
, la presidenta del Gobierno navarro, Yolanda Barcina, viajaba hasta su
querido Madrid para firmar un protocolo con el Ministerio de Exteriores
para desmantelar la oficina de Bruselas, trasladarse a las dependencias
del Gobierno español en la capital flamenca y anunciar a bombo y
platillo que se iban a ahorrar 60.000 euros.
Puede que la oficina navarra en Bruselas no se haya caracterizado por
su excesiva carga de trabajo. Pero a poco que hagan, con un par de
mediaciones para empresas navarras y tener presencia institucional
directa se puede justificar el sueldo del enchufado de turno. Eso es lo
que vale la soberanía navarra para Barcina, 60.000 euros. Henchida de
españolismo, se mostraba orgullosa de no tener «embajadas».
Puestos a ahorrar, se podrían suprimir los 3,5 millones de euros
anuales que cuesta enjugar el déficit de Senda Viva, un parque temático
destinado a que los niños padezcan insolaciones en agosto. O los 3,5
millones de euros que hay que poner cada año para el mantenimiento de
circuito de Los Arcos, en el que parece que el otro día fue a entrena
Sébastien Loeb. O los tres millones que cuesta cada año tener el
Baluarte abierto.
Resumiendo, el mismo día que Barcina dice que volver al redil español
ahorra 60.000 euros, sale a la luz que vamos a tener que pagar 21
millones de euros en 2013 para el Reyno Arena, Senda Viva, circuito de
Los Arcos y Baluarte. Todas ellas, obras imprescindibles para que
Nafarroa siga siendo una comunidad uniprovincial.
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