Enfado de proporciones bíblicas el del PSN. Después de montar
un Cristo de Dios Padre por los últimos recortes, al final va y no habla
Robertico, sino Santos Cerdán. ¿Quién? Sí, sí, el mismísimo Santos, el
Secretario de Organización desde hace tres teledarios, pero bregado en
el municipalismo de Milagro (city). Al final un minuto cuarenta y dos
segundos de discurso leído en plan dictado. ¡Qué rétor! Menuda fiereza
para anunciar que se ha cruzado el Rubicón. Sólo le ha faltado decir que
este año deja a la Barci sin la cestica con las cerezas del pueblo.
Pero claro, mejor hablar ante un micrófono de tu propio partido que
responder preguntas.
Lo que sí que es cierto es que al PSN le va a tocar bailar con la más
fea y nunca es plato de gusto. Y esto no va por nadie. Va porque los
últimos recortes de esos de enfurecer al pueblo han sido en Educación y
Sanidad. O lo que es lo mismo, se los han comido José Iribas (¡Válgame
Dios!) y Marta Vera (que de momento está librando). La siguiente tanda
de motorsierra, de 132 millones, espanta a cualquiera. Y parece que le
toca el turno a los consejeros del PSN. Se nota el pánico escénico antes
del tango con la señora Tijera.
Así las cosas, Robertico se coge un vuelo o un tren sin alta
velocidad para visitar al jefe, a Rubalcaba. A ver qué dicen. Pero lo
que empieza a notarse es que a nadie le gusta tragar sapos y menos que
se le traguen los votos. Cuando el PSN entienda que no podrá aguantar
toda la legislatura, romperá. Pero no será porque le traten como a un
pelele, sino por un mero cálculo electoral. Robertico no es un mártir y
no va a inmolar su Vicepresidencia. Mientras las urnas no cuadren,
pondrá la otra mejilla.
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